Y allí estaba yo, sola tan sola, tocando el ukulele, encerrada en cuatro paredes junto a tres pantallas: la que me mantenía dizque informada, con la que creaba y estudiaba, y a la que me conectaba. Ese día, se me ocurrió la idea de crear una cuenta de Instagram donde publicar mis movidas, las que ya había creado y las que tenía en mente. Y así comencé a entrevistarme a mí misma.

¿Cómo se llama esto que haces?

Ni idea, yo los llamo ejercicios materiales. Además, soy un cuerpo atravesado por lo virtual. Así surge cuerpo.propio, el espacio digital donde vierto mis inquietudes, las que se traducen en mi hacer artístico.

¿Eres como intensita, no?

Sí; no solo estoy muy en contacto con mis emociones, también soy muy introspectiva, o sea, paso mucho tiempo analizando/poniéndole palabras a lo que siento. La combinación es explosiva.

¿Cómo se te ocurren estas cosas?

Trabajo con imágenes, entendiéndolas como el resultado de la construcción de un escenario posible, el que a veces traduzco a palabras, a veces no.

Para ese momento, no tenía idea de lo que luego sería capaz de crear. La creatividad (como las palabras) es un recurso inagotable. Todo comenzó aquí, en un archivo de InDesign, que terminó en una publicación en Facebook. El pie de foto escribía: “ahora me dio por hacer estas cosas raras”.